Palabras a mi madre

Por Alfonsina Storni

No las grandes verdades yo te pregunto, que

no las contestarías; solamente investigo

si, cuando me gestaste, fue la luna testigo

por los oscuros patios en flor, paseándose.


Y si, cuando en tu seno de fervores latinos,

yo escuchando dormía, un ronco mar sonoro

te adormeció las noches, y miraste en el oro

del crepúsculo, hundirse los pájaros marinos.


Porque mi alma es toda fantástica, viajera

y la envuelve una nube de locura ligera

cuando la luna nueva sube al cielo azulino.


Y gusta, si el mar abre sus fuertes pebeteros,

arrullada en un claro cantar de marineros,

mirar las grandes aves que pasan sin destino.

Vidrios rotos

Por Lilia Esmeralda Calderón Almerco

Era una escuela secundaria de la periferia al sur de Lima, donde todo era escaso. Iban los años noventa y estábamos en pleno invierno de agosto con viento y llovizna. En el aula de primero de Secundaria, las ventanas presentaban los vidrios rotos por donde se filtraban el frío y la humedad típica de la zona. Debido a ello, la mayoría de los estudiantes padecía de tos y resfriado, lo que condujo a la docente tutora a buscar una solución inmediata.

Para ello, hubo una reunión entre la tutora y los padres y madres de familia de los estudiantes en la que se acordó realizar una picaronada, es decir, la venta de picarones para recaudar el dinero necesario destinado a renovar los vidrios rotos de las ventanas del aula de primero de Secundaria. Las madres compraron los ingredientes y prepararon la masa para los picarones, mientras que los estudiantes y la docente tutora hicieron la venta anticipada.

Dicha actividad se realizó un día sábado desde las 3 hasta las 7 de la noche y fue todo un éxito. Se vendió todo entre las familias del barrio y de la comunidad educativa. Mientras las madres freían los picarones para atender a una larga cola de compradores, los padres gestionaban en arreglo de las ventanas. Tal es así que al terminar la actividad se entregó el dinero recaudado al vidriero del barrio quien se ofreció a cambiar los vidrios rotos durante el domingo; además, el dinero sobrante se entregó a los padres que pintarían la estructura de fierro de las ventanas, de modo que, para el lunes, el problema estaría resuelto. Y así fue. Aquel lunes todo fue algarabía en dicha aula.

Pero, el martes fue aterrador. Cuando los estudiantes ingresaron al aula encontraron que todos los vidrios de las ventanas estaban rotos. ¿Qué había ocurrido? ¿Quién lo hizo? ¿Por qué? El portero de la escuela comentó que, posiblemente, los culpables eran drogadictos o borrachos o pandilleros que pasaban por ahí en las noches.

«Trilce» Poema III

A los 100 años del poemario «Trilce» de César Vallejo

Las personas mayores

¿a qué hora volverán?

Da las seis el ciego Santiago,

y ya está muy oscuro.

Madre dijo que no demoraría.

Aguedita, Nativa, Miguel

cuidado con ir por ahí, por donde

acaban de pasar gangueando sus memorias

dobladoras penas,

hacia el silencioso corral, y por donde

las gallinas que se están acostando todavía

se han espantado tanto.

Mejor estemos aquí nomás.

Madre dijo que no demoraría.

Ya no tengamos pena. Vamos viendo

los barcos ¡el mío es más bonito de todos!

con los cuales jugamos todo el santo día,

sin pelearnos, como debe de ser:

han quedado en el pozo de agua, listos,

fletados de dulces para mañana.

Aguardemos así, obedientes y sin más

remedio, la vuelta, el desagravio

de los mayores siempre delanteros

dejándonos en casa a los pequeños,

como si también nosotros

no pudiésemos partir.

Aguedita, Nativa, Miguel?

Llamo, busco al tanteo en la oscuridad.

No me vayan ha haber dejado solo

y el único recluso sea yo.

«Hasta que la dignidad se haga costumbre»

El pasado domingo 07 de agosto de 2022, Gustavo Petro juramentó  como el nuevo presidente electo de Colombia. Igualmente lo hizo la primera vicepresidenta, Francia Elena Márquez Mina, abogada, activista social y ambiental que inspira su acción política en la filosofía Ubuntu. Ella juró así:

«Juro a Dios y al pueblo cumplir fielmente la Constitución y las leyes de Colombia. También juro ante mis ancestros y ancestras hasta que la dignidad se haga costumbre«.

Estas palabras me emocionaron, sentí un hondo respeto por Francia Márquez y deseos de conocer su filosofía Ubuntu. Si la dignidad se hace costumbre, entonces se crea una nueva sociedad animada por el aprecio a la persona de cada colombiano y colombiana, por el respeto a los derechos y deberes, por la visibilidad absoluta de los ignorados. Son palabras muy bellas que denotan nobleza de espíritu y compromiso con todas las mujeres y hombres de Colombia.

Deseo de corazón que en mi amado Perú también la dignidad se haga costumbre.

Rafalé Guadalmedina

Relatos empolvados e infames bocachancladas en el filo entre la gloria y la vergüenza ajena.

Lecturafilia

Lecturafilia "Leer es vivir dos veces"

Rimaq Sipas

Runasimipi qillqaq Alimanyamanta